En una carta dirigida a Hannah Ball en diciembre de 1778, Juan Wesley señala que las cosas pequeñas contrarias a nuestra voluntad pueden proporcionar grandes bendiciones. Según él, necesitamos poner en práctica la norma general "Tome su cruz y sigame" (Marcos 8;34), en los millares de pequeńas situaciones: un cuarto lleno de humo, una mañana fría, un día lluvioso, la necedad y maldad de los que nos rodean. Estas y otras innumerables pequeñas cruces nos ayudarán a continuar en dirección al reino de Dios. (Tomado de Adoro la Sabiduría de Dios)