(1 Pedro 1:2)
Elegidos según el previo conocimiento de Dios: dicho esto
con palabras humanas; en un sentido estricto, no se puede hablar de
conocimiento previo ni de conocimiento posterior, con referencia a
Dios, sino que él tiene un conocimiento permanente de todas las cosas
desde la eternidad hasta la eternidad. Por lo tanto, esto no es más que
un ejemplo de indulgencia divina para con nuestro limitado
entendimiento. Elegidos: quitados, separados del mundo por el
accionar de Dios quien obra por amor, libremente, y con fuerza
poderosa. La elección, en el sentido en que se utiliza en las Escrituras,
significa todo aquello que Dios hace sin que medie mérito o poder
alguno de nuestra parte. La verdadera predestinación, o preelección de
Dios, consiste en esto:
tanto hijos, reciben el Espíritu de santidad para andar como Cristo
anduvo.
En cada una de las instancias de esta elección de Dios, la
promesa y el deber van siempre unidos. Todo es don gratuito; sin
embargo, debido a las características de este don, el resultado final
depende de nuestra obediencia futura al llamado celestial.