Y manifiestas son las obras de la carne, que son:adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:19-23
"Manifiestas" evidentes e innegables, "son las obras de la carne" las cuales ponen de manifiesto ese principio interior.
El apóstol utiliza el plural para referirse a las obras de la carne porque estas son bien diferenciadas y, a menudo, inconexas entre sí.
Pero menciona el fruto del Espíritu en singular (v.22) porque todas las manifestaciones del Espíritu guardan cierta coherencia y relación entre sí. "Las obras de la carne son" el apóstol enumera las conductas más frecuentes entre los gálatas.
Con respecto al fruto del Espíritu, enumera aquellas manifestaciones que más necesitaban cultivar.