La única causa de nuestra aceptación delante de Dios es la justicia y la muerte de Cristo, que cumplió la ley de Dios y murió el nuestro lugar.
La causa de nuestra aceptación no es la santidad de vida y las buenas obras, sino unicamente la fe. La fe que produce necesariamente santidad y buenas obras.
La causa de nuestra aceptación no es la santidad de vida y las buenas obras, sino unicamente la fe. La fe que produce necesariamente santidad y buenas obras.