Tengan estos tres principios fijos en sus corazones:
Las cosas eternas son mucho más importantes que las temporales;
las cosas que no se ven son tan ciertas como las que se ven;
su vida eterna depende de la elección
que hagan ahora.
Escojan a Cristo y sus caminos y serán bendecidos para siempre, rechácenlo y están perdidos para siempre.